lunes, 31 de diciembre de 2012

3:40 - No comments

El Mirador


A Santi aquella situación empezaba a pesarle tanto que cada día tenía que doblar el esfuerzo para continuar una actividad como si de verdad fuese la meta de su existencia.
Aquella mañana también se levantó temprano, pero ya al abrir la ventana entró una bocanada de calor más propia del verano que de la estación en la que estaban.
   Se puso los vaqueros de siempre, la camiseta de cuello redondo, las zapatillas deportivas y, como un autómata, cogió la mochila, introdujo en ella algo que echar al estómago y algunos objetos más. Buscó su utilitario y salió de la ciudad sin prestar atención al recorrido. El traqueteo del coche, causado a lo accidentado del terreno,  lo sacó de su ensimismamiento. Atravesaba un espacio seco, árido, de escasa vegetación.
          -Este coche cada vez me lleva a sitios más disparatados, se dijo. Y volvió a su estado de conformidad. No pasarían más de siete minutos, cuando se sorprendió ante una alta y larga verja de hierro forjado cuya espléndida puerta le invitaba a entrar.
           A pesar de ser un espacio abierto, sintió un baño de frescor reconfortante, sus sentidos se activaron. Como si de un invitado de los dioses se tratara, una pequeña avenida flanqueada por buganvillas moradas, le daban la bienvenida. A su izquierda un estanque de formas caprichosas cubierto con un edredón de nenúfares, lirios de agua, orejas de elefante y papiros, se ofrecían a acunarlo. Siguió avanzando, el cielo se adivinaba a través de una bóveda entrecruzada, formada por generosos plátanos de sombra. El lugar lo tenía poseído. Una cascada de agua vertida por una ninfa cuyo fruto inmediato  era la Costilla de Adán, le invitaba al descanso. Palmeras centenarias oteaban el terreno. Un bosque de   bambúes negros tenía aspecto de muralla impenetrable. Las milenarias araucarias se prestaban a trasmitidle el secreto de su longevidad. Los cedros congregados le ofrecieron sus esencias. Los pinsapos, haciendo gala de sus purpúreos y atrayentes atributos masculinos, se mostraron-quién sabe a santo de qué, especialmente solícitos. Las Cicas exhibían sus cicatrices como trofeos ganados a las adversidades. Los magnolios aportaron cada uno su flor específica para elaborar el ramo más exclusivo.
      Empezó a experimentar un estado de frenesí. Buscando la racionalidad se dirigió a lo que, creyó era, un palacete, pero una vez más quedó en la mudez al contemplar aquel recinto cuyas paredes y bóveda estaban formadas por innumerables racimos de glicinias soportadas por el propio deseo de agradar. Por miedo a profanarlo lo contempló desde la entrada.
Quería saber dónde estaba, y, para ello se dirigió a un ser solitario, tenía aspecto de sabio; en su peana estaba escrito “Especie más importante de las oleáceas, tiene más de cuatrocientos años”. Siguió su consejo y se dirigió hacia El mirador; allí estaba, una cúpula esmeralda y marfil sustentada por ocho esbeltas columnas y flanqueada por hieráticos cipreses vigilantes de su majestuosidad. Había llegado a la meta. Metió la mano en la mochila y sacó la cámara de fotos. Al levantar la mirada vio cómo una columna tomó forma de mujer y, cámara en mano, fue hacia él,  al unísono se oyó “¿me haces una foto”?.

 

lunes, 12 de noviembre de 2012

12:22 - No comments

Cuento de Navidad



Sólo faltaban dos días para la celebración de Noche Buena. La niña besó a su madre en la mejilla, abrió la puerta del coche y a paso muy lento se dirigió a la entrada del colegio; cuando oyó el ruido del motor del coche alejarse cambió el rumbo de sus pasos y a la velocidad de sus pensamientos se dirigió al sitio de costumbre. Por tercer día consecutivo el lugar estaba vacío. Llegó la Noche Mágica. Su hogar parecía incandescente, reinaba la harmonía y se esperaba la llegada de Santa Claus. Todos los allí presentes abrieron sus regalos y el cansancio los envió a cama. Esperó a que todos durmieran y salió al jardín sin hacer ruido, sintió frío y miró al cielo, en ese instante se percató de que “Los Gigantes” estaban desnudos y que con sus ropajes habían confeccionado una larga alfombra de múltiples colores; por instinto la siguió. Allá, a lo lejos, divisó un cubículo hecho del mismo material; aceleró el paso y…desde la entrada lo vio, parecía cansado; El Hada del Bosque lo cuidaba. Antes de que pudiese articular palabra alguna, el hada le dijo: “Vete tranquila, se llama Año Viejo, y ya no necesita tu bocadillo”.
 

viernes, 12 de octubre de 2012

4:35 - No comments

El deseo


Tenía que volver a embarcar, los días de descanso tocaban a su fin. Colocó el marcapáginas en el libro que estaba leyendo y lo dejó sobre la mesita que tenía al lado. Un deseo le rondaba en la cabeza hacía días pero no conseguía expresarlo con palabras. La invitó a dar un paseo y, apenas andados cuatro pasos se sorprendió al oírse decir: “Me gustaría que vinieses conmigo este viaje, me cuesta tanto separarme de ti. Ya sé que el mar te  impone respeto, más aún, conozco tu thalassofobia, sólo sería esta vez. Más adelante tendremos hijos y necesitarán tus cuidados “. Con una leve sonrisa y una cálida presión de manos le dijo que sí.

Habían pasado cinco años y lo recordaba todo como si fuese ayer: la petición, su respuesta, los preparativos y…, apenas unas millas mar adentro la galerna. No supo en qué momento desapareció. La buscó en los cinco continentes. Una noticia inesperada lo hizo regresar. No quería instalarse en su hogar, pero una fuerza extraña lo arrastró hasta él. Todo lo allí encerrado le parecía ajeno, ya no formaba parte de su vida. De repente su mirada tropezó con el libro, lo tomó con sus manos y lo abrió usando el marcapáginas a modo de palanca. Se quedó petrificado, ¡estaba allí! Apacible, en su sencilla plenitud, cubierta con su propia leyenda…

viernes, 7 de septiembre de 2012

9:28 - No comments

Atardecer


 

Sentados en el porche contemplaban el atardecer, eran vísperas de una despedida. Ella se había vestido de rojo para la ocasión, hasta el carmín hacía juego con su vestido. De repente él se levantó de su asiento, y dirigiéndose al jardín, cortó una rosa de forma improvisada. Con un gesto entre tímido y complaciente, se la ofreció. Al tronzar el tallo se clavó una espina que le produjo un ligero sangrado. Ella le succionó la gota de sangre, y, por alguna razón desconocida, le recordó al sabor de las uvas. El Sol, que asemejaba una enorme bola de fuego, desaparecía lentamente por el horizonte.
 

martes, 28 de agosto de 2012

10:45 - No comments

Catarsis


Catarsis

Sin proponérselo, miraba cada día el listado de pacientes por si estaba su nombre.

Sin una explicación aparente, ella sentía que necesitaba acudir a su consulta. Cuando tenía lugar el encuentro fingían una total indiferencia. El tiempo pasaba, el desasosiego se apoderaba de ellos, la perplejidad parecía una pelota de pin pon, el surrealismo se incrustó en sus vidas con pleno derecho, a veces se adivinaban rasgos de comedia. Una noche de luna llena sacó a pasear a su insomnio, las calles estaban desiertas. Cuando se dio cuenta estaba ante su puerta, aquella columna de granito parecía estar puesta allí a propósito, sacó el spray y, a modo de catarsis, escribió “Te quiero”.

lunes, 27 de agosto de 2012

11:35 - No comments

El invitado de las monjas azules


El invitado de las monjas azules

Cuenta una leyenda que en un remoto lugar había una montaña hueca cuya entrada era secreta. Ese secreto se transmitía oralmente de veinte en veinte años. El interior de la montaña era muy espacioso y poseía vida propia. Sus moradoras confeccionaban todo lo necesario para subsistir con la materia prima allí producida. Jamás salían al exterior; en una ocasión osaron hacerlo y, un castigo infligido por un ser superior hizo que todo indicio de vida allí creado tuviese una característica común: sería de color azul, acompañado, además, de una advertencia “si repetían la desobediencia el castigo sería más severo”. La característica de esas moradoras adquirió la condición de monjas, las cuales cada veinte años recibían la visita de un hombre joven, fuerte, atractivo y depositario del secreto de la entrada. Durante su estancia en ese lugar visitaba cada noche la alcoba de una monja azul. Una vez cumplido su cometido se organizaba una gran cena en su honor. Los manjares más exquisitos eran para él. El colofón de la cena se componía de una copa que contenía el elixir de la vida, que, paradójicamente estaba aderezado con unas gotas de cicuta,

sábado, 25 de agosto de 2012

16:27 - No comments

Indecisión


Indecisión

-Igual que lo hacen las ballenas papá, así respira la Tierra por medio de sus géiseres-. Unos pasos más atrás caminaba Sara que observando la escena, se planteaba, por tercera vez, retirar la demanda de divorcio.

viernes, 24 de agosto de 2012

11:17 - No comments

El insomnio


El insomnio

Se despertó sobresaltada creyendo que había dormido muchas horas seguidas, tal era su certeza que ni siquiera   miró el reloj; sin duda llegaría tarde al trabajo. A toda prisa combinaba su aseo y puesta a punto para salir de casa con un frugal desayuno. Casi de manera autómata echó una ojeada al reloj, y, cuál fue su   sorpresa al comprobar que faltaban aún unas cuantas horas para salir de casa. De repente recordó que tenía pendiente un trabajo literario en cuyo contenido había dos frases pertenecientes a un afamado escritor. Durante toda la semana se enfrentó en numerosas ocasiones al mencionado trabajo, pero fue incapaz de escribir una sola línea. Empezó a sentir impotencia, y esa sensación la conducía al desánimo. Se preguntaba qué era lo que le impedía crear un relato a partir de las premisas dadas. ¿Podría ser el hecho de que pertenecieran a un gran escritor?,  ¿tal vez su pertinaz resistencia a la obediencia sin más?, ¿a caso su incapacidad creadora? ¿Podría estar la respuesta en un especial bajo estado de ánimo? Fuese lo que fuese, le producía un gran desasosiego. Su ansiedad iba en aumento mientras la duda crecía. El insomnio parecía haber llegado para quedarse, y en su transcurrir ella se preguntaba una y otra vez por qué alguien escribe: “La ropa se seca al sol, y, Los plátanos se pudren en el traspatio”?

jueves, 23 de agosto de 2012

9:10 - No comments

La exposición


LA EXPOSICIÓN

Elena me pidió que la acompañara a ver una exposición itinerante- algo de relaciones rotas…-. Como, en ese momento no tenía nada mejor que hacer, la acompañé. Según iba viendo lo que allí se exponía, mi mente se estimulaba imaginando miles de historias diferentes. Imaginé que cada objeto cobraba vida y me contaba sus vivencias. Me pareció fascinante, ¡¡ rupturas contadas por testigos inanimados ¡¡. ¿Se parecerían en algo a lo que sintieron sus protagonistas? En estas cábalas andaba cuando, de repente, ¿qué ven mis ojos?, ¡el llavero de plata que le regalé con la fecha grabada       de nuestro primer encuentro amoroso¡ para el cual mandé fundir mi pulsera y sortija favorita. En el cartelito identificatorio se podía leer:”Para que cuelgues las llaves de cada una de las infidelidades que me hiciste”. Bien mirado, no era tan dramático.

domingo, 19 de agosto de 2012

11:03 - No comments

La cena


La Cena

-¿Me  acompañas a cenar esta noche? – La propuesta no por haberse demorado tanto, dejó de ser bien recibida-.

- He estado perfeccionando un plato con el que te quiero sorprender, me ha llevado su tiempo, no creas.- Le dije que sí. Me puse estupenda y acudí a la cita-. Me qué sorprendida ya que jamás lo imaginé realizando tareas domésticas. Eligió el mantel a juego con la vajilla, y el resto de los complementos no podían ser más adecuados. El vino en su punto.

- ¿Cómo se llama este plato? – le pregunté-

-Almejas al Tango- fue su respuesta-. Estaban tan exquisitas que no quise desperdiciar ni la que estaba cerrada, utilicé los dedos para abrirla. ¡No podía salir de mi asombro, en aquella hermosa oquedad una diminuta pareja bailaba un tango!


10:42 - No comments

El jardín


      Había tenido varias jornadas agotadoras y aquella noche caí en un sueño profundo, después de no sé cuánto tiempo, me despertó un ruido persistente. Me costó trabajo llegar hasta el lavabo con el fin, más que nada, de usar el agua como despertador. Cuando creí estar despierta, abrí el ventanal que me permitía contemplar el jardín; su visión serenaba mi espíritu, por lo general bastante agitado. De repente…, no, no puede ser. Aquel perfecto rectángulo delimitado por el seto que custodiaba mis plantas y flores favoritas, salpicado con los árboles traídos de paisajes lejanos, se había transformado en una especie de alfombra color naranja; y para mayor desconcierto, un ser diminuto armado con un artilugio cortante, se afanaba en hacer un extraño dibujo sobre ella.

10:23 - No comments

Decadencia

¿Dónde está el contenedor de las vajillas?, espero que esté bien señalizado, no me gustaría que se rompiesen, una era de mi abuela materna.- Alguien desordenó esas rosas, ¿quién pudo hacer algo así?-

¿Habéis visto el baúl que contiene los trajes con los que representé  Aída?- Esas rosas… ¿por qué están tan desordenadas? ¡Mis zapatos! ¿Los habéis puesto en cajas individuales?-¡No me gusta ver las rosas desordenadas!

¡Y mis sombreros! ¿Dónde están mis sombreros? ¡Que no queden atrás mis libretos, ponedlos todos juntos!

-El recibo del empeño de mis joyas no lo quiero perder, tal vez algún día…

Mis rosas... ¿por qué han desordenado mis rosas?

lunes, 13 de agosto de 2012

13:54 - No comments

El juego


    Desde mi ventana se podía contemplar aquel escenario al completo. En él se vivían cada noche situaciones insólitas. No me cabía la menor duda de que aquellas personas se divertían de modo diferente a mi idea de pasarlo bien. Utilizaban objetos que a mí se me antojaban dolorosos y poco apropiados para el placer. A pesar de todo, yo, cada noche acudía a aquel punto de mira como si de una promesa se tratara. En aquella ocasión el juego parecía aún más macabro. Uno de sus componentes, el que menos había despertado mi curiosidad, portaba un largo cuchillo. Lejos de tomar la decisión de alejarme, continué pegada al cristal como si una fuerza centrífuga me atrapase. Las pulsaciones se me duplicaron en cuestión de segundos. El cuchillo dirigido por una mano recubierta con cuero negro, se hundía una y otra vez en un cuerpo aparentemente complaciente. En mi esófago los últimos alimentos ingeridos libraban una ardua carrera por salir al exterior. La visión se me iba y volvía, pero la curiosidad pudo más y no cerré los ojos.
 

9:26 - No comments

Lo cotidiano


       Como solía  hacer, cogí el bus para regresar a casa. Ese día íbamos bastante holgados, por lo que no me costó trabajo encontrar un asiento. Me acomodé junto a una ventana y justo frente a mí se sentó una señora  que, a juzgar por su apariencia, se encaminaba hacia una celebración. No era mi intención escudriñar a la que resultó ser mi compañera de viaje durante un corto tramo, pero reconozco que sus modales eran bastante correctos, tirando a distinguidos, diría yo. Habíamos rodado dos paradas, cuando subió el hombre que se colocó a su lado; se saludaron e intercambiaron algunas frases de cortesía. Yo observaba distraídamente la escena cuando vi cómo la mujer posaba su mano sobre la de él y depositaba en ella algo parecido a un caramelo cuadrado envuelto en un  papel; acto seguido dio parada y se apeó. Cuando el hombre se sintió sólo empezó a desplegar lo que podría ser: ¿un mensaje cifrado, una dirección oculta, una declaración de amor, un cheque sin fondo, un billete de dinero falso, una limosna, una despedida...?

domingo, 12 de agosto de 2012

8:03 - No comments

Volver a empezar

     En un pueblo que se llamaba Viavis me propuso  Carlos reiniciar nuestras vidas en común. Haríamos nuevos votos con nuevas Alianzas. Pasaríamos por un ritual que borraba el pasado. ¿Por qué no? - me pregunté-, es posible que yo estuviese equivocada. Empezó la ceremonia y con ella un trasiego de personajes, uno vestido de insulto, otro de prepotencia, aquel de celos, el de más allá de mentira. De repente me desperté envuelta en sudor helado. Cuando me volví a dormir soñé que volaba.

7:52 - No comments

Parálisis


      Había perdido la noción del tiempo. Si en esos instantes alguien le hubiese preguntado cuánto tiempo hacía que vivía en ese estado, no habría sabido contestarle si días, meses o años. Deambulaba de un lado para otro como si estuviese en un laberinto y no encontrara la salida. Su cerebro decidió no pensar más. Sus pies se movían descontroladamente. Sus brazos eran dos barras de plomo incapaces de despegarse del tronco. Sus manos eran de plastilina. Sabía, desde hacía tiempo, que la luz estaba fuera, pero no encontraba la llave que abría esa puerta. Era noche cerrada y, con la frente semi apoyada en el lado derecho de la ventana, divisó allá a lo lejos la luz del tren, y como cada noche, se adivinaba sobre la última plataforma una tenue silueta varonil quizá hecha visible por la luz de su cigarrillo.


domingo, 5 de agosto de 2012

4:41 - No comments

Homenaje


       Esta zona es tan privilegiada que no puedo tomarme ni un minuto de descanso. Tengo que defender mi territorio además de proporcionarme el sustento. Tiene tantas cualidades, que me crea demasiados enemigos, todos la codician. A veces me siento extenuada. Desde aquella gran piedra hasta aquel salto de agua, hay más tesoros que en cualquier otro tramo. Aquí tengo todo lo que necesito para sentirme realizada en esta etapa de mi vida. No obstante, he de planificar bien mi formación complementaria, ahí será cuando me sienta totalmente realizada. Tendré que hacer rápidas y sigilosas incursiones para que cuando llegue el momento, tenga las ideas muy claras y tome posesión del lugar como lo más natural del mundo. Algo tengo a mi favor, y es que este sitio abrupto, limpio, oxigenado-sin olvidar mi herencia genética-, en definitiva, que esta fuente de alimentos me ha hecho fuerte. Pero eso no lo es todo. Mi más íntimo deseo  consiste en que mi definitivo hogar coincida con el de él. Le tengo el ojo echado desde hace tiempo, es más, es con el único que finjo no verlo cuando merodea por aquí, a decir verdad, me encantan las piruetas y tonterías que hace para llamar mi atención. ¡Ya lo tengo¡, ya he elegido la parte del río en la que quiero tener mi descendencia y pasar mi vejez. Su padre será el trucho más acróbata, veloz y musculoso que jamás se haya visto. En esta parte del río sus aguas aún van transparentes, por las mañanas se oyen los cantos de los pájaros que habitan en los árboles cercanos, el agua fluye plácidamente, y un grupo de hermosas mujeres intercambian conocimientos mientras lavan y ponen sus ilusiones al clareo.

 

martes, 3 de julio de 2012

4:12 - No comments

El acuerdo



          Un paisaje en la penumbra y ligeramente nevado sería el testigo mudo de aquella escena. Para no levantar sospecha se había elegido una gran mansión mediante catálogo. Nada se dejó al azar. Se contrató un servicio de catering de lo más exquisito. Todos  los asistentes irían vestidos de etiqueta. Los hombres de oscuro con raya diplomática, americana cruzada, pantalón de pinzas ancho y tocados con sombrero modelo Homburg. Las damas con lujosos vestidos escotados, deslumbrantes adornos de alta joyería, tez muy pálida, melena rizada de media altura y abrazadas por ostentosos abrigos de piel. Casi todos los asistentes eligieron el modelo de coche Lincoln K. para acudir a la cita. Un aparcacoches los dejaba situados convenientemente. Al calor del champagne se formaron diversos corros cuyos cuchicheos se basaban en banalidades. Casi de manera imperceptible, un reducido número de hombres se había ausentado de la escena. Se fueron reuniendo en una habitación especialmente habilitada para tal efecto. Sus semblantes nada tenían que ver con las sonrisas que habían prodigado en el gran salón. Las palabras que allí se pronunciaban eran determinantes. Por una parte, representantes de las autoridades; por la otra, los jefes de la mafia. Estaba en juego la continuidad o no de la guerra; y de allí no saldría nadie hasta contraer un compromiso. Mientras tanto, en la intemperie arreciaba la nevada.