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Catarsis
Catarsis
Sin proponérselo, miraba cada día el
listado de pacientes por si estaba su nombre.
Sin una explicación aparente, ella
sentía que necesitaba acudir a su consulta. Cuando tenía lugar el encuentro
fingían una total indiferencia. El tiempo pasaba, el desasosiego se apoderaba
de ellos, la perplejidad parecía una pelota de pin pon, el surrealismo se
incrustó en sus vidas con pleno derecho, a veces se adivinaban rasgos de
comedia. Una noche de luna llena sacó a pasear a su insomnio, las calles estaban
desiertas. Cuando se dio cuenta estaba ante su puerta, aquella columna de
granito parecía estar puesta allí a propósito, sacó el spray y, a modo de
catarsis, escribió “Te quiero”.