viernes, 12 de octubre de 2012

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El deseo


Tenía que volver a embarcar, los días de descanso tocaban a su fin. Colocó el marcapáginas en el libro que estaba leyendo y lo dejó sobre la mesita que tenía al lado. Un deseo le rondaba en la cabeza hacía días pero no conseguía expresarlo con palabras. La invitó a dar un paseo y, apenas andados cuatro pasos se sorprendió al oírse decir: “Me gustaría que vinieses conmigo este viaje, me cuesta tanto separarme de ti. Ya sé que el mar te  impone respeto, más aún, conozco tu thalassofobia, sólo sería esta vez. Más adelante tendremos hijos y necesitarán tus cuidados “. Con una leve sonrisa y una cálida presión de manos le dijo que sí.

Habían pasado cinco años y lo recordaba todo como si fuese ayer: la petición, su respuesta, los preparativos y…, apenas unas millas mar adentro la galerna. No supo en qué momento desapareció. La buscó en los cinco continentes. Una noticia inesperada lo hizo regresar. No quería instalarse en su hogar, pero una fuerza extraña lo arrastró hasta él. Todo lo allí encerrado le parecía ajeno, ya no formaba parte de su vida. De repente su mirada tropezó con el libro, lo tomó con sus manos y lo abrió usando el marcapáginas a modo de palanca. Se quedó petrificado, ¡estaba allí! Apacible, en su sencilla plenitud, cubierta con su propia leyenda…