viernes, 13 de diciembre de 2013

12:51 - No comments

El armario


Mi hermano y yo estábamos en la edad de la niñez cuando nuestros padres decidieron irse a vivir al continente africano. Poco tiempo había pasado de nuestra llegada y ya, los dos, él con sus botas, su gorra y su traje de explorador por dentro y por fuera, y yo con la convicción de que no necesitaba de atuendo específico para ser la jefa de la expedición, teníamos pateado y memorizado el territorio que rodeaba nuestra vivienda hasta donde la vista nos alcanzaba.

       Era tal el ritmo que le imprimíamos a vivir nuestras aventuras, y tan escasos los contratiempos que nos asaltaban, que estábamos convencidos de estar preparados para experimentar emociones mucho más fuertes.

     Aquel día nos alejamos de casa mucho más de lo acostumbrado y al darnos cuenta decidimos volver de inmediato. Aquel camino de regreso era desconocido para nosotros y, oteando el terreno, descubrimos a lo lejos una silueta  en medio de un llano que se asemejaba a un armario. Mi hermano y yo nos miramos y sin cruzar palabra, llegamos a la conclusión de haber descubierto  un animal no catalogado.

     Nos encaminamos hacia él mientras nuestros nombres sobresalían en los libros de Historia Natural con letras bien grandes.

    Saboreando nuestro hallazgo nos encontramos ante él casi por sorpresa, a la que hubo que añadir una más: efectivamente era un armario ropero.

      Casi con un movimiento reflejo Miguel entró en el armario, yo quise evitarlo sin saber tampoco la razón que me empujaba a ello.

    No sé cuánto tiempo pasó, pero me quedé dormida en la espera. Cuando desperté era completamente de noche y estaba en brazos de mi padre. Quise contarle  lo sucedido, pero con una voz cálida me dijo: shiii, no te preocupes, has tenido una pesadilla.
 

viernes, 6 de diciembre de 2013

12:18 - No comments

La becaria


Aída, la becaria, tenía ante sí su primer gran reto: entrevistar al premiado más reciente, que resultó ser el depositario de los destinos del mundo durante la próxima década.

       Decidida a hacer bien su trabajo, Aída se dispuso a documentarse en profundidad sobre el personaje.

      Como era de esperar, éste vivía en un castillo encantado, gobernado por amazonas; criaba pájaros bobos, su personaje histórico preferido era Adán, pero le habría gustado ser Eva. Sus poetas favoritos eran los no conocidos, y como meta, se propuso una vez, conocer a todos los músicos del mundo para contestar con acierto, si acaso le formulaban alguna pregunta al respecto. Pero tenía grandes rasgos de incredulidad, y su sueño de felicidad consistía en ver a todos los seres humanos deambular desnudos.

     Opinaba que el hombre no tiene cualidades y que la mujer no debería tenerlas. Prefería no saber nada de sus novelistas favoritos; y opinaba que el hecho militar más admirable era aquel que no se había realizado. ¡Detestaba los cuestionarios! Alguien le preguntó alguna vez,-¿Su lema?-No tengo lema-contestó.

viernes, 1 de noviembre de 2013

12:41 - No comments

Gente corriente


Aquella noche la abuela estaba parlanchina, cosa inusual en ella que siempre estaba como mirando hacia dentro. Hilaba unos recuerdos con otros y yo empezaba a sentir sueño, cuando en un elevado tono de voz me espetó:-¡Espabila que ahora viene lo mejor!- y prosiguió como si tal cosa. –Éramos cinco personas, dos mujeres y tres hombres. Nunca nos habíamos visto antes, caminábamos por un mar de letras, números, y códigos. Uno de los chicos tenía cara de perplejidad, otro parecía estar descifrando un enigma, el tercero quería atrapar algo; la otra chica vestía de verde, lo recuerdo muy bien. Yo llevaba puesto algo rojo.

      -Pero, ¿qué hacíais allí, abuela?

    -  Te cuento: uno buscaba una herencia; otro buscaba a su verdadera familia; el tercero se equivocó de camino y estaba allí por casualidad. La otra chica decía que su nombre era Confiada y que encontraría lo que buscaba.

 -   Y, tú, abuela, tú, ¿qué buscabas allí?

    -Buscaba a tu abuelo, hija mía; buscaba a tu abuelo.
 
 

miércoles, 23 de octubre de 2013

4:45 - No comments

Lo sé todo sobre tí


Mientras lavaba la ropa en la bañera concienzudamente, iba repasando su plan. Al terminar revisó que todo estuviera en su lugar correspondiente. Las toallas utilizadas las introdujo en la lavadora ya provista de los productos adecuados para que cumplieran su función. Se volvió a dar otra ducha en la que incluyó un buen lavado de cabello; se vistió de manera informal y fue directa a la agencia de viajes. Retiró el pasaje gestionado una semana antes y, sin pérdida de tiempo, pasó por la tienda de su firma favorita y recogió el vestuario que había dejado al completo dos semanas antes con el pretexto del ajuste de algunas prendas a su talla.

     Cuando llegaba a casa, un mozo llamaba al timbre de su vivienda para entregarle el juego de maletas que, por supuesto, había pagado en efectivo.

      A la mañana siguiente pisaba el gran trasatlántico. Se instaló en un confortable camarote, pero sólo permaneció  en él el tiempo necesario para su puesta a punto. En seguida se dispuso a explorar todo lo que fuese posible de aquella lujosa e inmensa nave.

       Aunque ya pasaban casi dos horas del final de la cena, algo en su interior se resistía a regresar a sus aposentos. A pesar de ello tomó la decisión de irse a descansar, pero en décimas de segundo tomó la dirección de una de las cubiertas del barco. Con la inmensidad del océano por testigo, la poseyeron sus emociones. –Pronto se producirá el encuentro, ya tengo ganas de que ocurra, pero aún debo esperar a la siguiente escala, es lo convenido-. Efectivamente, en la siguiente escala bajaría como una turista más, dejaría atrás todas sus pertenencias y se uniría a él en el  sitio fijado. Acto seguido embarcarían en su yate privado rumbo a lo desconocido.

    Mucho más sosegada, se dirigió a su camarote. La puerta se abrió con apenas medio giro de llave. Como salido de la nada, una figura masculina se interpuso entre ella y la vía de salida. Un simulacro de grito quiso salir de su garganta, pero el hombre con un gesto entre enigmático y burlón, le espetó: “Lo sé todo sobre ti”.

 

domingo, 14 de abril de 2013

8:55 - No comments

Las gemelas


-Tiene usted en su útero gemelas.

Sofía ya lo sabía pero quiso que fuese su ginecólogo quien lo comunicase.

Lucila, modelo de rectitud; sentido de la responsabilidad; pura abnegación; incapaz de romper los cánones establecidos.

Florinda, rezumaba anarquía por todos los poros de su piel; incapaz de llevar a término el más pequeño de los proyectos; la primera siempre en el desenfado y en el desenfreno. Ambas seguras al completo de poseer el correcto proceder hasta el punto que desarrollaron un apéndice adicional a modo de Llave Guardiana.

Cuando Sofía las contempló en la ecografía, tomó una determinación: unirlas para siempre valiéndose del fenómeno Siamés.

domingo, 7 de abril de 2013

11:00 - No comments

En mi diario


Hoy cuando salimos al patio lo he pasado mal, en realidad, hace tiempo que me ocurre; él no se fija en mí, creo que hace el tonto con otra chica de su clase, tendré que esperar a crecer. No quiero que vea cómo me pongo nerviosa y me ruborizo cuando nos cruzamos en el cole, y lo que es peor, cuando me doy cuenta lo estoy observando en ese lugar que frecuenta en los ratos de ocio con su grupo. Voy a poner en práctica la idea que se me ocurrió en uno de mis ratos de insomnio, cogeré telas del taller de mamá y me disfrazaré para poderlo seguir sin que se dé cuenta, de ese modo estaré relajada y mi rostro no se pondrá del color de las fresas, eso es lo que haré.
Estoy confusa, muy confusa. Cuando me puse los zapatos para completar el disfraz, los pies me ardían del calor y se ponían nerviosos, miré para ellos y,¡¡los vi totalmente ruborizados!!

miércoles, 27 de marzo de 2013

13:33 - No comments

Venganza


Te daría un beso, pero acabo de lavarme el pelo, le dijo Marta a su marido en esta ocasión. Esteban siguió actuando con naturalidad; se colocó el abrigo, se puso la bufanda, cogió el maletín del portátil y salió de casa como cada mañana. Envió un correo al despacho alegando un contratiempo. Ahora había que confiar en que el lugar no estuviese pillado, de ser sí, habría que optar por la segunda opción. Sacó el coche del garaje y, hubo suerte, instaló el vehículo en el lugar más propicio. Repasó el plan mentalmente. Media hora más tarde Marta dejaba atrás el domicilio conyugal; la primavera, ausente en el calendario, estaba instalada en su rostro.

A Esteban le tembló ligeramente la mano al poner el coche en marcha; tendría que ir en segunda...

viernes, 22 de marzo de 2013

11:04 - No comments

La búsqueda


El diario de la tarde volaba por el callejón, parecía lo único con vida en aquella parte de la ciudad. Era una zona sombría, de callejones estrechos, un barrio gobernado por fantasmas. Las pequeñas y escasas ventanas de sus edificios quedaban disimuladas por una especie de barro grasiento. Las puertas de entrada permanecían semicerradas. Al escudriñar su interior se descubría una negrura mal oliente que se prolongaba más allá de su espacio palpable. El desaliento pasó por mi lado a la velocidad de la luz. Seguí buscando, me habían dicho que allí podía encontrarla. Ya adentrada la noche comenzó a notarse un cierto trasiego humano en uno de los inmuebles. Sin pensarlo dos veces me situé convenientemente y seguí a cierta distancia los pasos de chorreados visitantes que, nada más entrar, desaparecían. Una especie de sima artificial los engullía, a mí también. De repente me encontré en una estancia cuyas dimensiones me resultaban incalculables a causa del humo y la oscuridad reinantes. Al fondo de la sala se elevaba una pequeña tarima de madera. Dos haces de luz perfectamente dirigidos la iluminaban. Allí estaba, sus hechuras eran inconfundibles. Sus lamentos, gemidos y, hasta gritos de guerra. Ninguna otra lo hacía como ella. Como si de una nota más se tratara, la mujer que la acompañaba tenía el pelo rojo.
Mi trabajo tocaba a su fin. Ya sólo quedaba restituirla al lugar del que había sido sustraída.
Después de tan ardua tarea me moría por una cerveza.

 

sábado, 16 de marzo de 2013

14:19 - No comments

Ensueño


Por fin quietas- escribió Dudosa- Llevaba meses y meses  pensándolo. Bullían en su cerebro como una calentura, y se le escapaban como si con el calor se evaporasen. Nunca lo conseguiría. Era como si cada una de ellas fuese tan independiente que no quería juntarse con la otra. Por fin un día compró el cuaderno, lo abrió y allí trasladó una a una, las ideas fundamentales que necesitaba para escribir su primera novela. Después cogió una etiqueta en blanco, la pegó en la portada y escribió. “Por fin quietas”.

martes, 5 de marzo de 2013

9:43 - No comments

En mis sueños


En mis sueños me traslado en el tiempo y en el espacio

Instauro un certamen de sonrisas y lo gano

Anulo las multas de tráfico

Doto de inteligencia emocional a las flores, y, de movilidad a los árboles

Tengo un río en propiedad donde se regenera mi vida

Cuando me apetece ceno con mis seres queridos, con los que están y con los que no están

Alejo a mis enemigos, tanto, que no saben volver

En mis sueños, anestesio mi conciencia

domingo, 17 de febrero de 2013

10:47 - No comments

El Grito


Ya era de noche. Desde el ahogado jardín subió el grito desgarrador de un pájaro. Era más bien un lamento incontrolado. Su eco se propagó hasta el infinito. Su fuerza derrumbó barreras instauradas en la genética prehistórica. Estaba decidido, su inmolación era ineludible. Pero, aún  eran tibias sus  cenizas, y ya se intuía un amanecer limpio de escorias.

jueves, 14 de febrero de 2013

6:21 - No comments

La cena

La noche Buena de 2011 cumplía Rosana ochenta años, y a sus hijos y nietos les pareció un buen momento para sorprenderla. Para ello idearon una puesta en escena a la antigua usanza. Condición indispensable era ataviarse según la época representada. La cena tuvo lugar en torno a una mesa camilla vestida con falda de paño y coronada con un antiguo mantel – recuerdo de la bisabuela- La vajilla a utilizar había sido decorada por artesanos moriscos y así hasta completar un plagio perfecto de tiempos remotos. Después de los postres, como si de un viaje en el túnel del tiempo se tratara, comenzaron a hablar de cosas que Rosana tenía completamente olvidadas, pero que afluyeron a su memoria de inmediato. Preguntó cómo conocían el contenido de esas veladas, puesto que ella, el único testigo, jamás lo había revelado. Fue entonces cuando su nieta le hizo entrega de un objeto envuelto en un rústico papel, en su interior… un libro. Aquel libro fue escrito por un antiguo viajero que vino a su tierra atraído por aquellos cuentos que se decían en torno a la mesa camilla de los abuelos. Sin dejar pasar un minuto Rosana se entregó a la lectura, no podía dejar de leer, allí estaba reflejada la larga y silenciosa noche de su infancia.
 
 
 
 
 
 
 
 



 

 

viernes, 25 de enero de 2013

11:37 - 2 comments

La llamada


En aquel capítulo de su novela tenía que conocerse el nombre del principal sospechoso. Su creadora no quería demorar más el dato. Para ello se preparó una jarra de café y, sin más compañía que sus propósitos, se entregó a la tarea. El capítulo estaba llegando a su fin cuando su teléfono movil empezó a emitir un mensaje que decía: “No te quedes ahí esta noche, no es aconsejable”, no había remitente, pero aún no pasó un minuto, cuando el sonido del movil le avisó de un nuevo mensaje.

Eran altas horas de la madrugada y a través de los cristales la noche se adivinaba fría, echó mano de algo que la protegiese y le sirviera de cubretodo, una vieja capa que había pertenecido a una de sus antepasadas. Salió a la calle y empezó a caminar. La pantalla de su movil iba trazando un itinerario que ella seguía sin poner resistencia. Dobló una calle y casi se dio de bruces con una columna que tenía algo escrito, lo quiso leer y según se acercaba oyó una voz impersonal que le dijo:”No reveles su nombre, o lo pagarás caro”.

sábado, 12 de enero de 2013

10:36 - No comments

El Descanso


Era sábado a la noche y hacía calor. Llevaba conduciendo mucho tiempo y el cuerpo me pedía un  escanso. Estaba en un lugar desconocido, de eso se trataba, de dedicar aquel mes de agosto a explorar nuevos lugares. Bajé del coche. La Luna en su plenitud me iluminaba el paisaje. La inmensidad me cantaba el sonido del agua. Dos líneas de vegetación paralelas compuestas por álamos de mediana altura, arbustos de zarzamora y enredaderas, flanqueaban el arroyo de aguas huidizas. Me dejé llevar hasta su nacimiento. Aquel asiento de piedra cubierto de musgo deshilachado y resbaladizo, parecía estar esperándome,  lo poseí de inmediato. Los  redondos aromas que  invadían el lugar penetraron en mis sentidos hasta hacerme caer en una semi inconsciencia. De vez en cuando lejanos rumores alteraban mi estado soñoliento. De repente algo me despertó.  Una figura difusa se erguía ante mí, parecía envuelta en una extraña niebla, ¿usted quién es? –me preguntó-. Busqué mis cuerdas vocales pero no estaban. Intenté ponerme de pié pero no fui capaz. Antes de mi siguiente intento se despidió con un “Nos volveremos a ver”.