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La llamada
En aquel
capítulo de su novela tenía que conocerse el nombre del principal sospechoso.
Su creadora no quería demorar más el dato. Para ello se preparó una jarra de
café y, sin más compañía que sus propósitos, se entregó a la tarea. El capítulo
estaba llegando a su fin cuando su teléfono movil empezó a emitir un mensaje
que decía: “No te quedes ahí esta noche, no es aconsejable”, no había
remitente, pero aún no pasó un minuto, cuando el sonido del movil le avisó de
un nuevo mensaje.
Eran altas horas
de la madrugada y a través de los cristales la noche se adivinaba fría, echó
mano de algo que la protegiese y le sirviera de cubretodo, una vieja capa que
había pertenecido a una de sus antepasadas. Salió a la calle y empezó a caminar.
La pantalla de su movil iba trazando un itinerario que ella seguía sin poner
resistencia. Dobló una calle y casi se dio de bruces con una columna que tenía
algo escrito, lo quiso leer y según se acercaba oyó una voz impersonal que le
dijo:”No reveles su nombre, o lo pagarás caro”.