miércoles, 27 de marzo de 2013

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Venganza


Te daría un beso, pero acabo de lavarme el pelo, le dijo Marta a su marido en esta ocasión. Esteban siguió actuando con naturalidad; se colocó el abrigo, se puso la bufanda, cogió el maletín del portátil y salió de casa como cada mañana. Envió un correo al despacho alegando un contratiempo. Ahora había que confiar en que el lugar no estuviese pillado, de ser sí, habría que optar por la segunda opción. Sacó el coche del garaje y, hubo suerte, instaló el vehículo en el lugar más propicio. Repasó el plan mentalmente. Media hora más tarde Marta dejaba atrás el domicilio conyugal; la primavera, ausente en el calendario, estaba instalada en su rostro.

A Esteban le tembló ligeramente la mano al poner el coche en marcha; tendría que ir en segunda...

viernes, 22 de marzo de 2013

11:04 - No comments

La búsqueda


El diario de la tarde volaba por el callejón, parecía lo único con vida en aquella parte de la ciudad. Era una zona sombría, de callejones estrechos, un barrio gobernado por fantasmas. Las pequeñas y escasas ventanas de sus edificios quedaban disimuladas por una especie de barro grasiento. Las puertas de entrada permanecían semicerradas. Al escudriñar su interior se descubría una negrura mal oliente que se prolongaba más allá de su espacio palpable. El desaliento pasó por mi lado a la velocidad de la luz. Seguí buscando, me habían dicho que allí podía encontrarla. Ya adentrada la noche comenzó a notarse un cierto trasiego humano en uno de los inmuebles. Sin pensarlo dos veces me situé convenientemente y seguí a cierta distancia los pasos de chorreados visitantes que, nada más entrar, desaparecían. Una especie de sima artificial los engullía, a mí también. De repente me encontré en una estancia cuyas dimensiones me resultaban incalculables a causa del humo y la oscuridad reinantes. Al fondo de la sala se elevaba una pequeña tarima de madera. Dos haces de luz perfectamente dirigidos la iluminaban. Allí estaba, sus hechuras eran inconfundibles. Sus lamentos, gemidos y, hasta gritos de guerra. Ninguna otra lo hacía como ella. Como si de una nota más se tratara, la mujer que la acompañaba tenía el pelo rojo.
Mi trabajo tocaba a su fin. Ya sólo quedaba restituirla al lugar del que había sido sustraída.
Después de tan ardua tarea me moría por una cerveza.

 

sábado, 16 de marzo de 2013

14:19 - No comments

Ensueño


Por fin quietas- escribió Dudosa- Llevaba meses y meses  pensándolo. Bullían en su cerebro como una calentura, y se le escapaban como si con el calor se evaporasen. Nunca lo conseguiría. Era como si cada una de ellas fuese tan independiente que no quería juntarse con la otra. Por fin un día compró el cuaderno, lo abrió y allí trasladó una a una, las ideas fundamentales que necesitaba para escribir su primera novela. Después cogió una etiqueta en blanco, la pegó en la portada y escribió. “Por fin quietas”.

martes, 5 de marzo de 2013

9:43 - No comments

En mis sueños


En mis sueños me traslado en el tiempo y en el espacio

Instauro un certamen de sonrisas y lo gano

Anulo las multas de tráfico

Doto de inteligencia emocional a las flores, y, de movilidad a los árboles

Tengo un río en propiedad donde se regenera mi vida

Cuando me apetece ceno con mis seres queridos, con los que están y con los que no están

Alejo a mis enemigos, tanto, que no saben volver

En mis sueños, anestesio mi conciencia