miércoles, 23 de octubre de 2013

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Lo sé todo sobre tí


Mientras lavaba la ropa en la bañera concienzudamente, iba repasando su plan. Al terminar revisó que todo estuviera en su lugar correspondiente. Las toallas utilizadas las introdujo en la lavadora ya provista de los productos adecuados para que cumplieran su función. Se volvió a dar otra ducha en la que incluyó un buen lavado de cabello; se vistió de manera informal y fue directa a la agencia de viajes. Retiró el pasaje gestionado una semana antes y, sin pérdida de tiempo, pasó por la tienda de su firma favorita y recogió el vestuario que había dejado al completo dos semanas antes con el pretexto del ajuste de algunas prendas a su talla.

     Cuando llegaba a casa, un mozo llamaba al timbre de su vivienda para entregarle el juego de maletas que, por supuesto, había pagado en efectivo.

      A la mañana siguiente pisaba el gran trasatlántico. Se instaló en un confortable camarote, pero sólo permaneció  en él el tiempo necesario para su puesta a punto. En seguida se dispuso a explorar todo lo que fuese posible de aquella lujosa e inmensa nave.

       Aunque ya pasaban casi dos horas del final de la cena, algo en su interior se resistía a regresar a sus aposentos. A pesar de ello tomó la decisión de irse a descansar, pero en décimas de segundo tomó la dirección de una de las cubiertas del barco. Con la inmensidad del océano por testigo, la poseyeron sus emociones. –Pronto se producirá el encuentro, ya tengo ganas de que ocurra, pero aún debo esperar a la siguiente escala, es lo convenido-. Efectivamente, en la siguiente escala bajaría como una turista más, dejaría atrás todas sus pertenencias y se uniría a él en el  sitio fijado. Acto seguido embarcarían en su yate privado rumbo a lo desconocido.

    Mucho más sosegada, se dirigió a su camarote. La puerta se abrió con apenas medio giro de llave. Como salido de la nada, una figura masculina se interpuso entre ella y la vía de salida. Un simulacro de grito quiso salir de su garganta, pero el hombre con un gesto entre enigmático y burlón, le espetó: “Lo sé todo sobre ti”.