viernes, 1 de noviembre de 2013

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Gente corriente


Aquella noche la abuela estaba parlanchina, cosa inusual en ella que siempre estaba como mirando hacia dentro. Hilaba unos recuerdos con otros y yo empezaba a sentir sueño, cuando en un elevado tono de voz me espetó:-¡Espabila que ahora viene lo mejor!- y prosiguió como si tal cosa. –Éramos cinco personas, dos mujeres y tres hombres. Nunca nos habíamos visto antes, caminábamos por un mar de letras, números, y códigos. Uno de los chicos tenía cara de perplejidad, otro parecía estar descifrando un enigma, el tercero quería atrapar algo; la otra chica vestía de verde, lo recuerdo muy bien. Yo llevaba puesto algo rojo.

      -Pero, ¿qué hacíais allí, abuela?

    -  Te cuento: uno buscaba una herencia; otro buscaba a su verdadera familia; el tercero se equivocó de camino y estaba allí por casualidad. La otra chica decía que su nombre era Confiada y que encontraría lo que buscaba.

 -   Y, tú, abuela, tú, ¿qué buscabas allí?

    -Buscaba a tu abuelo, hija mía; buscaba a tu abuelo.
 
 

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